Adjuntamos un resumen de sus palabras:
"La tercera ponencia de esta Jornada sobre El perdón en el cine, trata de una coproducción hispano-estadounidense: There Be Dragons (2011). Es co-productor, guionista y realizador el británico Roland Joffé.
Se centra en la figura de Josemaría Escrivá de Balaguer -ahora santo canonizado-, durante la Guerra Civil española, si bien no se propone hacer un diagnóstico del complejo problema político y social durante ese conflictivo período.
Nacido en una familia de origen judío, Roland Joffé (Londres, 1945) es autor de una premiada trilogía: Los Gritos del silencio (1984), La Misión (1986) y La ciudad de la alegría (1992). Hay que mencionar también títulos tan acreditados como Creadores de sombras (1989), La letra escarlata (1995) y Vatel (2000). Ahora, después de hacer cintas menores y series para la televisión, ha vuelto a la pantalla grande con una obra ambiciosa, ya que toca temas tan trascendentes como la libertad, el idealismo político, la persecución religiosa, el amor, el amistad, el odio, la traición, los errores, la culpabilidad, el perdón, la reconciliación, el dolor, la paz: en definitiva, la búsqueda del sentido de la vida.
El primer guión de la película, original de la estadounidense Barbara Nicolosi, se había ofrecido antes a Alejandro González Iñárritu (Biutiful) y al cineasta británico Hugh Hudson (Carros de fuego). Pero al caer en manos de Roland Joffé, no sólo aceptó el proyecto, sino que reescribió totalmente el guión y se hizo co-productor.
Joffé, que se manifiesta agnóstico -de joven fue trotskista y se ha divorciado tres veces- ha hecho notar que el cristianismo predica el amor y que las enseñanzas de San Josemaría fomentan una relación con Dios a través de cosas muy sencillas: cocinar, dedicar tiempo a la familia o, incluso, tener una discusión. «Es una película sobre lo que significa ser santo hoy en día. La reconciliación importa. La vida es una oportunidad para amar. Es una elección, y uno se hace libre. El odio no te hace más libre. Cuando amas de verdad, sientes como una ráfaga de libertad; piensas: Dios mío, he elegido esto y es precioso », concluyó. (En este sentido, véanse las declaraciones del mismo Roland Joffé al productor Ignacio Gómez-Sancha, en el libro 100 preguntas sobre Encontraràs Dragones», Madrid, Palabra, 2011).
Sin que el cineasta inglés quiera llevar al espectador a tomar partido con ninguno de los dos bandos de la Guerra Civil española, su voluntad de expresión es coherente con la actitud de san Josemaría, a lo largo de su vida, de respetar la libertad política de todos, de no hacer juicio en las materias opinables de la política, y de no hablar de la guerra y los factores que la provocaron. Además, no ignoraba que las causas de la contienda fratricida fueron muy complejas y que no se trataba de dos bandos bien definidos, sino que resultaron así por las circunstancias y que en cada uno de los sectores hubo gente idealista y honrada y otras personas que no merecían elogios. Él sabía bien que alguno de los chicos que iban con él, como por ejemplo Pedro Casciaro, fue víctima de represalias y de sospechas al llegar a la zona nacional porque su padre -de gran honradez- había tenido una actuación destacada en la República como hombre de izquierdas.
Se pone de manifiesto un principio por el que se ha regido la actuación de los primeros seguidores de san Josemaría: la libertad personal para formarse las propias opiniones y para vivir en el campo profesional, social, político, y también en los temas doctrinales que no sean enseñanza oficial de la Iglesia. En la película, los estudiantes que siguen a San Josemaría expresan distintas interpretaciones sobre las causas y los problemas que se manifiestan en la España de entonces, y él da su opinión encaminada a mostrar comprensión hacia los que tienen actitudes violentas contra la Iglesia, y en sus explicaciones aparecen los criterios que ha seguido siempre: que la Iglesia no debe aliarse con ningún partido político y tiene que evitar que pueda dar la impresión que está con uno de los dos bandos -el de la derecha- donde hay, entre otros, los conservadores y los ricos.
Sin caer en el fácil maniqueísmo ni en la parcialidad habitual en estos temas, Encontrarás Dragones es una película que hace reflexionar seriamente al espectador y, por su profundidad y dinamismo, suscita también el interés del gran público. Es más, la película posee un inicio francamente exitoso, al tiempo que nos introduce en el drama que veremos después. Además, las escenas íntimas son muy acertadas, sobre todo los pasajes de Barbastro y Madrid. Se nota que detrás de la cámara hay un maestro: Roland Joffé. El director ha hecho una obra magistral, de la altura artística de The Killing Fields y The Mission. Quién sabe si podría volver a optar a los Oscar de Hollywood.
El guionista y director insiste con mucho respeto y acierto intelectual, sin mentalidad de prédica, por medio de metáforas inteligentes y situaciones dramáticas, en la idea principal que presenta la película: el perdón. Sobre todo en la sociedad contemporánea, que difícilmente perdona y olvida. Un tema que ya estaba presente, a modo de constante creadora, en su citada trilogía.
Se trata, en definitiva, de un relato inspirado en hechos reales, pero novelado en ocasiones. Un relato ejemplar, alejado de las biografías de santos a los que tiempo atrás nos tenían acostumbrados el cine español y también las películas norteamericanas.
Ha tenido que ser un veterano cineasta británico, de origen judío y francés, que nos acercara con máximo rigor en un tema tan polémico como la Guerra Civil española y la persecución religiosa que tuvo lugar.
En There Be Dragons se intuye algo de todo esto, como en los jóvenes estudiantes que acompañaron a Josemaría al inicio del Opus Dei y en el Paso de los Pirineos, es decir, los Caminos de Libertad que hoy conmemoramos en Andorra en esta V Jornada".
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